Las nubes lloran . Arrastro mis pies torpemente por las calles de Berlín. Me rio, lloro y me vuelvo a reir; por no volver a llorar supongo. Vengo de ningún sitio y supongo que alli es donde regresaré, a ningún sitio. En mis bolsillos, pequeñas y juguetonas arañas se divierten en sus telas. No huelo bien, nada bien. Añoro tiempos pasados. Él, fresas con chocolate, channel nº5, casa, cama, vestidos de seda y lo más importante; una vida.
-¡Taxi!
-Buenos días, ¿a donde la llevo?
- No tengo a donde ir, usted de vueltas, que al final del día acabará llevando a la comisaria.
- ¿Seguro que no desea ir a ningún sitio?
-Usted tranquilo que hoy tendrá trabajo, primero me llevará a la comisaria y después al hospital.
Ý así fue, a las doce de la noche tras seis horas dando vueltas yo carecía de cualquier tipo de riqueza con la que pagar y al llegar a la policia, les solucione la investigación, mi asesino era yo, el arma homicida un bote de pastillas y la causa una vida de mierda.
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