No sé quien es y la verdad es que no quiero saberlo. Parece un cascabel andante, sus numerosas cadenas hacen evidente su movimiento. Se ríe y se acicala los dientes con ese asqueroso palillo. Lleva un pañuelo que tan solo deja ver el cabello de la nuca, sucio y grisáceo. En sus manos, anillos de oro pierden su clase de fabrica, pues esas manos le quitan cualquier elegancia. Lleva un chaleco de cuero negro sobre una camiseta llena de calaveras, pantalones negros o no, espera.. son azules.. no, no, tienen rojo, en fin, no sé. Se acerca y dice: “Preciosa”, “ Linda, ven aquí” y cosas de ese estilo. Es argentino, lo deduzco por el acento. Me doy la vuelta, no tenía que haber atajado por ese callejón, es oscuro y siniestro. Doy la vuelta pero oigo chocar sus cadenas unas con otras, está corriendo, lo imito. Pero él me alcanza y agarra mi brazo como si fuese de piedra, casi sin poder respirar por haber cargado con el peso de su enorme barriga cervecera. “Eres guapa” me dice; “Eres gilipollas” pienso. Me dice cosas horrorosas, deseo arrancarme los oídos. Me empuja contra la pared y me toca, la tripa, los pechos, cosas que no se merece tocar. Se esta desnudando y también a mí, a la fuerza claro. Lloro y grito pidiendo auxilio, pero nadie contesta. Me duele, he perdido la mayor parte de mis uñas intentando hacerle daño cuando solo logro causarle cosquillas. Siento como mi cuerpo se destruye por dentro, mi corazón desea parar de latir y mis ojos quieren ser ciegos. Es algo realmente vomitivo.
“ Ha estado bien, preciosa, muy bien”
Esa fue su despedida, ahora sé que el demonio tiene apariencia humana.
Nunca pienso en la muerte, pero si pensase seguro que no me vería en una calle, sucia, con olor a necesidades fisiológicas y con ratas jugando al pilla-pilla. Me desangro poco a poco y siento como mi cuerpo se deshace por dentro, como una pastilla efervescente al irrumpir en la tranquilidad del agua. Por ser un poco optimista morir viendo la luna llena rodeada de estrellas no está tan mal. Adiós.
“ Ha estado bien, preciosa, muy bien”
Esa fue su despedida, ahora sé que el demonio tiene apariencia humana.
Nunca pienso en la muerte, pero si pensase seguro que no me vería en una calle, sucia, con olor a necesidades fisiológicas y con ratas jugando al pilla-pilla. Me desangro poco a poco y siento como mi cuerpo se deshace por dentro, como una pastilla efervescente al irrumpir en la tranquilidad del agua. Por ser un poco optimista morir viendo la luna llena rodeada de estrellas no está tan mal. Adiós.
tu con blog? que extraño
ResponderEliminarPues yo que lo veo normal..
ResponderEliminarSabes que es increible guajina (:
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