Fue aquella noche, ya avanzada, cuando la vi. Era tan...perfecta. Pude ver brillar sus labios rojos al otro lado de la pista. Su pelo aun más negro que el propio azabache cubría su espalda hasta donde esta pierde su nombre. Sus pestañas revoloteaban como pequeñas alas de diminutas mariposas. Su cuerpo estaba cubierto por un ceñido vestido rojo, atrevido pero tímido pues solo deja ver los hombros y sus blancos brazos. Zapatos de tacón concluyen un estilo perfecto, hecho para atraer a todo hombre existente.
No suelo frecuentar estos lugares, pero necesitaba salir un poco de casa, desconectar y eso.
Me tomo dos o tres tequilas, los necesito para dirigirme a semejante belleza. Se percata de mi acercamiento, aparta su cabello sobre el hombro derecho y se retoca el pintalabios.
-Hola, soy Víctor – tartamudeo.
-Eres el primero que se presenta antes de arrojarme a la cama.
-¿Cama?
-Si, una hora son 100 euros, dos, el doble y así sucesivamente.
-Pero yo solo quería conversar con usted.
-Fíjate, hoy he tenido suerte, me ha tocado un educado, cobraré y sólo desea hablar, ¿es usted un hombre de verdad?
-¿Y no es posible conversar con usted sin tener que pagarle nada?
-¿Esta ofreciendo una cita a una puta?
-A una hermosa señorita – corrijo.
Parece desconcertada. No quiero ser egocéntrico, pero algo me dice que soy la primera persona en mucho tiempo que la trata con cariño, o simplemente con respeto.
Son las tres de la mañana, llevo cinco horas observándola y tres hablando con ella. Mi corazón me confiesa llevar enamorado de ella desde hace siete vidas, cuando era un caballo.
-¿ Por qué es...?
-¿ Vendedora de orgasmos? Nadie se dedica a esto por vocación, ni siquiera para sobrevivir o eso pienso yo. Yo tengo algo demasiado valioso que no se merece un mal final pues ya comenzó con un horroroso principio.
-¿Qué es eso tan valioso?
-Ya es muy tarde y no amo mi trabajo como para permanecer en mi “oficina” todo el día, quizás otro día y en otro lugar mi memoria tenga ganas de recordar la historia con detalles y tal vez mis labios ganas de pronunciarla.
-Pero ¿Dónde te encontraré?
-Quien busca con esperanza de encontrar, encuentra.
Arrancó su bolso de las manos de aquel borracho tumbado en el suelo con la esperanza de ver aquello que no puede pagar y que ninguna mujer le entregará nunca voluntariamente y salió del bar acaparando todas las miradas de admiración de todos los caballeros, si se les puede atribuir ese titulo y las de envidia de las mujeres. Con su marcha el local perdió la única gota de valor en todo ese océano de vicio y vidas vacías.
Nota 1: No sé si la continuaré.
porque uno mismo no ve la realidad q ven los demas
ResponderEliminarVe lo que desea ver
ResponderEliminarWaoh, es realmente original, nunca había leído nada parecido, ¡me ha encantado! Eres muy buena, en serio. Deberías continuar la historia, estoy segura de que podrías sacarle mucho partido :)
ResponderEliminarUn año y varios meses después leo esto, tengo que hablar con la persona que escribe todo esto pero ya,continuala porfavor
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